Colaboración de LOS AMIGOS DE LA NEGACIÓN
para la revista Salamandra nro. 23-24 (2021)
Aviso al lector: La revista acoge, como en ocasiones anteriores, un amplio abanico de intervenciones, tanto teóricas como experimentales, que se agrupan alrededor de un tema u otro. Es verdad que muchas veces tales secciones han sido el resultado de la afinidad electiva de los artículos y ensayos que teníamos o nos habían llegado de amigos y colaboradores, sin que mediara ningún tipo de planificación o propuesta concreta, mientras que en este caso se ha primado y cuidado el significado y coherencia interna de cada sección temática a la hora de la redacción y selección de los textos que las integran. Un buen ejemplo es Fuga de la revolución, revolución de la fuga: autonomía y emancipación en el fin del mundo, que recoge las aportaciones de miembros del grupo y amigos y colectivos invitados sobre una discusión fundamental y perentoria: ¿hay que abolir el capitalismo industrial mediante el devenir revolucionario, o hay que salir y escapar de la ciénaga helada y corrompida del modo de vida que ha segregado para empezar de cero? Entre estos dos polos tradicionalmente percibidos como contradictorios, cuando quizás no lo sean ni deban serlo tanto, y todo el espacio intermedio que bien podría generar su reconciliación, se mueven las propuestas de Jorge Valadas, los colectivos Barbaria y Los amigos de la Negación, Jose Manuel Rojo, Adrián Almazán y Helios Escalante, Albert Mason y Andrés Devesa, junto con el desvío absoluto (y a la vez afín) hacia el fulgor, la imagen creadora y el reencantamiento de la tierra que reclama Silvia das Fadas como raíz y fruto de cualquier ensayo utopista o proceso revolucionario dignos de ese nombre.
Pero reclamarse de la revolución, plantear siquiera su posibilidad, defender cuando menos la secesión del nuevo y viejo desorden dominante que se muere para plantar las semillas de la Armonía futura aquí y ahora, era ayer una pérdida de tiempo y un imposible, cuando hoy lo imposible es negar la negación que estalla por todos los rincones del planeta en cada revuelta y ciclo de revueltas, en cada comuna, zona a defender e intensidad de verdadera vida que se forman y se revuelven contra el fin de su mundo. Porque no es el nuestro, ni nunca lo ha sido: es el colapso real y figurado que precipita el turbocapitalismo por su misma lógica infernal y suicida, esa quiebra general del modelo productivo, crisis medioambiental y suicidio civilizatorio que, precisamente por su gravedad indiscutible y ominosa, se ha convertido en otro tópico más del imaginario que inocula el espectáculo para expandir el miedo y domar las conciencias
Grupo Surrealista de Madrid
gruposurrealistademadrid.org
Capitalismo omnipresente
«En un mundo unificado no es posible exiliarse»
(Guy Debord, Panegírico)
Compartimos una sensibilidad común con quienes se agitan contra el orden existente y por tanto propugnan una imprecisa fuga. Pero, sinceramente, consideramos que no es posible fugarse. En el espacio del Capital no hay secesión posible, no hay espacio geográfico donde desertar, lamentablemente no hay márgenes que traspasar, no hay exterior. Nadie se ha perdido en el camino porque no hay destino donde llegar, nadie ha podido ni podrá salir del orden existente simplemente alejándose de los horribles edificios y el duro asfalto.
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