Sobre la persecución policial a mujeres en la Ciudad de México

Movilizaciones de mujeres en México

Sin embargo las estadísticas en cuanto al aumento de la militarización, corrupción, ejecuciones, desapariciones forzadas, feminicidios, asaltos y la violencia en general en el país no cesa y al contrario va en aumento.

En los medios nacionales es cotidiano ver la figura del presidente de la región mexicana Andrés Manuel López Obrador hablando de programas sociales y justicia social, vemos a la Jefa del Gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum vociferar sobre ideales democráticos en esta era en la que gobierna su partido MORENA.

Cada gente perteneciente al gobierno asegura que en la “Cuarta transformación” no hay represión ni persecución a las distintas manifestaciones opositoras o protestas políticas, sin embargo, el día a día para los luchadores sociales es una realidad aterradora; tan solo en 2020 fueron asesinados 30 defensores ambientales a lo largo del país y la lista de asesinatos y desapariciones no para.

En lo correspondiente a las luchas por la exigencia del respeto a la vida, libertad y dignidad de las mujeres, la escalada represiva avanza con los mismos criterios de todos los gobiernos sean estos dictatoriales o democráticos; las mujeres continuamos sobreviviendo a la miseria, a la violencia cotidiana como el acoso, los secuestros, violaciones, feminicidios, la cárcel por defendernos, o por defender a nuestras hijas, la muerte por buscar justicia como el caso de Maricela Escobedo y tantas más que merecen vivir en nuestros recuerdos y en nuestras consignas de lucha.

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Capitalismo omnipresente

Colaboración de LOS AMIGOS DE LA NEGACIÓN
para la revista Salamandra nro. 23-24 (2021)

Aviso al lector: La revista acoge, como en ocasiones anteriores, un amplio abanico de intervenciones, tanto teóricas como experimentales, que se agrupan alrededor de un tema u otro. Es verdad que muchas veces tales secciones han sido el resultado de la afinidad electiva de los artículos y ensayos que teníamos o nos habían llegado de amigos y colaboradores, sin que mediara ningún tipo de planificación o propuesta concreta, mientras que en este caso se ha primado y cuidado el significado y coherencia interna de cada sección temática a la hora de la redacción y selección de los textos que las integran. Un buen ejemplo es Fuga de la revolución, revolución de la fuga: autonomía y emancipación en el fin del mundo, que recoge las aportaciones de miembros del grupo y amigos y colectivos invitados sobre una discusión fundamental y perentoria: ¿hay que abolir el capitalismo industrial mediante el devenir revolucionario, o hay que salir y escapar de la ciénaga helada y corrompida del modo de vida que ha segregado para empezar de cero? Entre estos dos polos tradicionalmente percibidos como contradictorios, cuando quizás no lo sean ni deban serlo tanto, y todo el espacio intermedio que bien podría generar su reconciliación, se mueven las propuestas de Jorge Valadas, los colectivos Barbaria y Los amigos de la Negación, Jose Manuel Rojo, Adrián Almazán y Helios Escalante, Albert Mason y Andrés Devesa, junto con el desvío absoluto (y a la vez afín) hacia el fulgor, la imagen creadora y el reencantamiento de la tierra que reclama Silvia das Fadas como raíz y fruto de cualquier ensayo utopista o proceso revolucionario dignos de ese nombre.

Pero reclamarse de la revolución, plantear siquiera su posibilidad, defender cuando menos la secesión del nuevo y viejo desorden dominante que se muere para plantar las semillas de la Armonía futura aquí y ahora, era ayer una pérdida de tiempo y un imposible, cuando hoy lo imposible es negar la negación que estalla por todos los rincones del planeta en cada revuelta y ciclo de revueltas, en cada comuna, zona a defender e intensidad de verdadera vida que se forman y se revuelven contra el fin de su mundo. Porque no es el nuestro, ni nunca lo ha sido: es el colapso real y figurado que precipita el turbocapitalismo por su misma lógica infernal y suicida, esa quiebra general del modelo productivo, crisis medioambiental y suicidio civilizatorio que, precisamente por su gravedad indiscutible y ominosa, se ha convertido en otro tópico más del imaginario que inocula el espectáculo para expandir el miedo y domar las conciencias

Grupo Surrealista de Madrid
gruposurrealistademadrid.org


Capitalismo omnipresente


«En un mundo unificado no es posible exiliarse»
(Guy Debord, Panegírico)

Compartimos una sensibilidad común con quienes se agitan contra el orden existente y por tanto propugnan una imprecisa fuga. Pero, sinceramente, consideramos que no es posible fugarse. En el espacio del Capital no hay secesión posible, no hay espacio geográfico donde desertar, lamentablemente no hay márgenes que traspasar, no hay exterior. Nadie se ha perdido en el camino porque no hay destino donde llegar, nadie ha podido ni podrá salir del orden existente simplemente alejándose de los horribles edificios y el duro asfalto.

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El teletrabajo enajenado

De Vamos hacia la vida

 “El trabajo [asalariado] es, por su esencia, una actividad no libre, inhumana e insocial, condicionada por la propiedad privada y creadora de propiedad privada. La abolición de la propiedad privada no se hará realidad hasta que no sea concebida como abolición del trabajo”.
Karl Marx, Sobre el libro de Friedrich List ‘El sistema nacional de economía política’, 1845.

“Bajo las condiciones de la propiedad privada [el trabajo] es enajenamiento de la vida, pues yo trabajo para vivir, para conseguir un medio de vida. Mi trabajo no es vida”.
Karl Marx, Cuadernos de París, 1844.

 

I

En las últimas décadas, como consecuencia del desarrollo de la automatización y de la microelectrónica, el teletrabajo venía anunciándose cada vez más como la forma de trabajo por excelencia de un futuro que parecía lejano, pero que hoy aparece bajo la forma de un presente cada vez más catastrófico. En efecto, la pandemia mundial de coronavirus –una manifestación particular de la debacle ecológica mundial actualmente en curso- ha puesto a teletrabajar a millones de seres human@s. Este proceso de artificialización sin precedentes en la historia del trabajo alienado, no debe ser tomado como una medida excepcional que prontamente será abandonada una vez que se retorne a la “normalidad”. En primer lugar, porque esa normalidad jamás volverá -ya se perfila en todos los Estados del mundo occidental el neologismo “nueva normalidad” como la referencia por excelencia a la militarización de la sociedad y al trabajo a distancia-, y, en segundo lugar, porque la generalización del teletrabajo era un proceso que venía desarrollándose progresivamente hace al menos una década, y que hoy ha recibido un empujón debido al contexto de crisis mundial. El teletrabajo no tiene nada de anormal, sino que es parte de una tendencia histórica inmanente a la producción capitalista: el reemplazo del trabajo vivo por maquinaria, una tendencia histórica del capital que convierte al trabajo humano en un elemento cada vez menos determinante en la producción material al lado del desarrollo de la ciencia y de la tecnología que domestican las fuerzas naturales.

En el teletrabajo vemos una agudización de todas las características propias de la producción mercantil[1]: 1) la degradación de la totalidad del mundo humano objetivo e histórico a la abstracción, la reducción de todos los productos de la actividad humana, y la actividad humana misma, a valor. 2) Lo físico, lo material y sensible, como envoltorio de lo suprasensible y, por consiguiente, la inversión de lo real: la especie humana esclava de sus propias creaciones. 3) El trabajo privado, desvinculado de la comunidad y realizado, por tanto, sin tener como objetivo la satisfacción de necesidades humanas sino la producción de valor, aparece y se presenta a sí mismo como trabajo directamente social. En resumen: la mercancía como organizador universal de la sociedad bajo la forma consumada del dinero y del capital, es decir, del valor que se valoriza a sí mismo. En nuestra época, se ha realizado empíricamente la comunidad material del capital a escala planetaria, y ya preparándose para traspasar en las próximas décadas la frontera que separa al planeta tierra de los planetas, satélites y asteroides más cercanos. El principio del fetichismo de la mercancía, que convierte a los seres humanos en simples cosas, y que termina por humanizar a las mercancías, encuentra su realización plena en una sociedad en que un número creciente de actividades pueden realizarse “a distancia”.

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La pandemia es domesticación

Extraído del boletín Contra la Contra #4

La palabra mágica “seguridad” se impone frente al delincuente como ante el terrorista y el virus, y la crisis sanitaria muestra hasta qué punto el Estado obtiene nuestra sumisión en nombre de la salud.

Gilles Dauvé

En la sociedad del Capital los discursos que se nos presentan como “verdades” son expresados por diferentes portavoces de la clase en el poder, desde los medios masivos tradicionales hasta los supuestos medios alternativos, junto al sin número de redes sociales digitales. De este modo, el discurso informativo que nos advierte desde principios del 2020 acerca de la pandemia del Covid-19 evidencia que la información desde el poder se pretende inobjetable, a tal grado que no solo suscita consenso entre los organismos de la burguesía, sino que ésta es aún reforzada a través de la opinión pública de las redes sociales y hasta de los supuestos medios disidentes.

La cuestión no es si la enfermedad es altamente infecciosa o si se deben seguir medidas de protección y cuidado o no. Es obvio que estamos frente a un virus que se propaga rápido y que en una minoría de personas infectadas causa la muerte. Aquí el problema es que el conjunto de información es tergiversado e instrumentalizado para validar cualquier acción del Estado capitalista. Desde encerrar obligatoriamente a una población, matar a personas que tuvieron el infortunio de salir durante un toque de queda, justificar el hecho de que los individuos deben aislarse de sus seres queridos o recluirse sin tener qué comer; porque aquí, como en muchos lados sobre el planeta “cada uno se rasca con sus propias uñas”.

Desde que se expandió el virus por el mundo, los noticieros no hicieron otra cosa que bombardearnos con noticias de los miles de muertos, notas sobre hospitales a reventar de pacientes, ahondando en supuestos tan contradictorios que al día de hoy sólo causan estupor, más una cantidad de información improbable, confusa y sesgada venida de los “expertos”. Todo ello con un claro objetivo de perturbarnos para de este modo aceptar guardarnos en confinamiento. Sin cuestionar un ápice esta jodida situación. Sin importar que en nombre de la “salud pública” nos han quebrado la salud mental, y a lo sumo, han hecho cada vez más difícil la sobrevivencia del día a día.

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[Extractos] Virus, el mundo de hoy, Gilles Dauvé

3 / “ME VEO OBLIGADO A ADMITIR QUE TODO CONTINÚA”…

…escribió Hegel hace doscientos años.

3.1 / Preservar el status quo

El capitalismo no está hecho de objetos, seres humanos, máquinas, centros comerciales y tarjetas de crédito. Es la relación social que anima al trabajador portuario, a la vendedora, al carguero, a la boutique, a la grúa, a la máquina-herramienta y al cajero automático, con un dinamismo nunca alcanzado por los sistemas sociales anteriores. Por sí sola, la inmovilización temporal de una parte de las actividades productivas las interrumpe sin destruir lo que antes las ponía —y pronto las volverá a poner— en movimiento.

Incluso parcialmente suspendida, la relación de producción capitalista no deja de funcionar. El intercambio mercantil persiste, a pesar de que en la base exista una solidaridad en la que no “cuenta” el dinero y sus tiempos. Para algunos sectores, el beneficio debe y puede pasar parcialmente a un segundo plano, pero no desaparece. Algunas empresas se endeudan o quiebran, otras nacen (servicios en línea), o prosperan (Amazon…). La mayoría pierde dinero y se adapta.

Mientras que la crisis bancaria y financiera de 2008 había detenido parte de la producción, inmovilizando grupos de buques cargueros en los estuarios de los grandes ríos, esta vez es directamente la llamada economía real la que se ve afectada.

Sin embargo, decir que la crisis revelaría la realidad, porque demostraría cómo la sociedad sólo funciona gracias a la enfermera, el recolector de basura, el repartidor, el mecánico… es afirmar una verdad a medias.

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Carrera Anticarcelaria “Running Down the Walls” Ciudad de México 2020

“Running down the walls” es una iniciativa anticarcelaria que desde 1999 se realiza anualmente en distintas ciudades y prisiones de América del Norte. Caminar, correr, trotar o rodar de forma no competitiva, pretende generar lazos de conciencia y, en ocasiones, recaudar fondos para situaciones de encierro; estar fuera de prisión es también una forma de recordar a nuestrxs hermanxs encarceladxs, expresar solidaridad y abrazar el coraje de mantenerse en pie pese a los muros.

Este año, algunas personas anarquistas que vivimos en la ciudad de mexico, quisimos sumarnos y dar eco a esta iniciativa. Si bien en este momento no existe una persona definida abiertamente como anarquista dentro de las prisiones de este territorio, no creemos de ninguna manera que la lucha anticarcelaria debe desdibujar su horizonte y su presencia. Distintas personas luchan desde el interior de las prisiones y no queremos invisibilizarlos. Distintas prisones, distintos motivos y regiones, pero dentro de la misma lògica cacelaria. Nos hemos preguntado sobre la necesidad de tener a “alguien presx” para luchar contra las cárceles. Creemos que los pretextos y las justificaciones sobran.

A eso sumamos la incomodidad que nos provocan los últimos meses donde se ha impulsado un estado de pasividad obligatorio bajo el pretexto de la sanidad social,  convirtiéndose en una pieza más de la sociedad carcelaria. Nos sentimos convocadxs a hacernos presentes de nueva cuenta en las calles, a sumar nuestro malestar y nuestro odio a las muchas muestras que se han dado en diferentes partes del planeta contra la policiìa y la existencia del Estado.

Queremos que las cárceles y la lógica que la sostiene ardan.

Suma tu odio, bienvenida tu rabia.

Cuerpos Remotos

Cesare Battisti*
15/05/2020
* Ex-miembro de los Proletari Armati per il Comunismo a finales de la década de 1970. Recluido con cadena perpetua en la prisión de Oristano desde el 14 de enero de 2019.
Covid192020El capital se reproduce sobre sus propias obscenidades. En 2005, el científico Anthony Fauci advirtió al gobierno de los Estados Unidos que pronto tendríamos la primera pandemia de infección pulmonar debido a los ataques al ecosistema, y que le seguirían otras infecciones. Desde 2005, el orden mundial establecido sobre el crecimiento económico a toda costa ha hecho todo lo posible por hacer realidad el desastre ampliamente anunciado.

Si en la oscuridad del COVID-19 difundimos teorías de conspiraciones y estragos planeados, ciertamente no ayudaríamos al mundo a entender lo que nos está sucediendo. Sin embargo, hay que reconocer que los que pudieron y no hicieron nada para evitar el pandemónium han tomado una posición sospechosa.

Nunca antes los señores de la guerra declarada al planeta Tierra habían logrado llevar el deseo de seguridad de los ciudadanos a tal punto que los hicieran aceptar el encarcelamiento masivo preventivo. El lockdown, como se suele decir: una expresión que en los Estados Unidos significa nada menos que la segregación. Donde la acción de la policía y el ejército en las calles es esencial para disuadir a los habituales “incontrolables”. Y aquí nos quedamos todos en casa, incluso moralizando a los que se atreven a expresar cualquier duda sobre la eficacia y, eventualmente, el verdadero propósito de tales maniobras.

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¡VIVA LA REVUELTA!

De Panfletos Subversivos

Anónimo
1 de junio de 2020

Tras otra noche de revuelta en las calles de Estados Unidos por el asesinato de George Floyd, el presidente Trump desde un bunker en la Casa Blanca anuncia que designará a “Antifa” como organización terrorista. Este señalamiento busca a encuadrar a un movimiento (sin mayúsculas) espontáneo y multiforme en una Organización, asignándole no solo una ideología sino también un funcionamiento jerárquico y acorde a las lógicas estatales.

Una vez más, el terrorismo es utilizado como coartada para la criminalización de amplios sectores en lucha, que a su vez exceden completamente al “antifascismo”. Pero además de denunciar y luchar contra la avanzada represiva que esto significa, es necesario rechazar la polarización que se busca instalar en el seno de la lucha.

La falsa elección entre la economía y la vida impuesta a partir del Covid-19 hizo resurgir la clásica polarización burguesa entre liberalismo económico e intervencionismo estatal. Esta última, a su vez, se ha codificado de diferentes formas según la región. Generalmente como progresismo y derecha, e incluso llegando a hablar de fascismo, como en Brasil y Estados Unidos. No vemos ninguna casualidad en que se apele al antifascismo como canalización de una revuelta que no pueden controlar.

Revueltas en las inmediaciones de la Casa Blanca, Washington D.C.

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Cuadernos de negación: Notas sobre trabajo doméstico

Cuadernos de negación14Descargar en formato PDF

Poner al trabajo doméstico, o mejor dicho el trabajo de reproducción de la  fuerza de trabajo, en el lugar que corresponde significa vincular inmediatamente la opresión particular de las mujeres a su fundamento material: la reproducción capitalista. Se trata necesariamente de poner en cuestión la familia, la monogamia, la sexualidad y los cuidados, sin aislar todo esto del trabajo, el salario, el antagonismo social y el Estado.

Esto nos da también una indicación para la lucha, donde la opresión y la explotación se encuentran indisolublemente vinculadas. No para hacer el trabajo doméstico más eficiente sino para asumir su condición de clase y de sexo. Para que no haya ni clases ni división sexual del trabajo.

Luchar para ver más allá de las cuatro paredes de los hogares, pero también dentro de ellos.
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[Covid19] Del control social al control mental

Pandemia2020-1De Panfletos Subversivos

Que existe una cosa que se llama control social, por el cual se vigila, dirige y conduce al grueso del cuerpo de una sociedad hacia una serie de conductas convenientes para los gobiernos y otros poderes, es más que evidente. Diversas tendencias políticas denuncian el hecho desde hace décadas y muchas disciplinas estudian el cómo y el por qué de dicho control social. El tema básicamente es que la población se esté calladita mientras la putean sus dirigentes y otros parásitos, o si se harta, que su hartazgo se canalice a través de una protesta mansa y redirigida de la cual dichas élites puedan sacar provecho, o al menos conseguir que sea lo menos dañina posible para sus intereses. Espectáculos de masas, modas, líneas de pensamiento (salidas de las universidades), dispositivos tecnológicos, drogas, todo tipo de ocio e incluso la salud o el trabajo y las condiciones materiales son los elementos de control social más potentes, pero no los únicos.

El deporte hace que estemos más pendientes de quién ficha por qué club o del último partido que de nuestros propios problemas, así podemos ver cómo hay miles de personas que atraviesan un continente para ver un espectáculo deportivo, o que llegan a realizar manifestaciones contra los árbitros de fútbol mientras la miseria o la injusticia (o ambas) les explotan en la cara. Una manera de desfogar… como quien va al gimnasio o quien busca pelea un fin de semana en la puerta de una discoteca. La moda o las redes sociales nos van a hacer estar más pendientes de la dieta que hay que llevar porque es guay o supermegarrespetuosa con el medio ambiente, o de quién enseñó el culo en su instagram, antes que estar pendiente de qué es lo que pasa con nuestra propia vida o de cómo nos la pisotean día sí y día también. Las tecnologías nos hacen dependientes, sumisos y estúpidos, modificando nuestro comportamiento al dictado de 180 caracteres, del pitido de un aparato o porque sin ellos cada vez podemos hacer menos cosas, además de que gracias a esas tecnologías podemos ver quién enseñó el culo en instagram o la final de la champions league. Modas modernas ideológicas hacen que te pelees con quien está jodido como tú antes de pelearse con quien dirige nuestra explotación y opresión. Y ni qué decir tiene cómo nos controlan a través del chantaje del trabajo (si protestas a la calle, hay mil como tú optando al puesto) o cómo nos llevan de las orejas a donde quieren con el tema de la salud, como por ejemplo matándonos de pánico con el coronavirus (que por cierto, ha apagado como por arte de magia los disturbios y revueltas en lugares como Chile, Líbano, Irán o Hong Kong, Bolivia e incluso ha rebajado la tensión en Catalunya).